Blog - ¿Comprar o adoptar? - El multimillonario negocio de la venta de mascotas

01/02/2017 ¿Comprar o adoptar? El multimillonario negocio de la venta de mascotas.

 

Un informe elaborado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente,  estima el número de animales de compañía en el año 2015 (cantidades aproximadas)  en cinco millones y medio de perros,  dos millones  y medio de gatos, cinco millones de peces, seis millones de pájaros, cerca de un millón para reptiles, otro tanto de tortugas... La cuantificación exacta es complicada ya que no hay un solo registro de identificación de animales de compañía, sino 17, las competencias en este sector pertenecen a las comunidades autónomas. Los registros no están siempre actualizados, por fallos del propio registro, porque los dueños de los animales no informan del fallecimiento, o no informan de los cambios de domicilio… y hay que tener en cuenta que la obligación del microchip no abarca a todos los animales de compañía. Muchos propietarios de mascotas no cumplen con esta obligación, se  observa un cumplimiento mayor en las ciudades que en los pueblos, más con los perros que con los gatos, que al tratarse de animales caseros, sus propietarios piensan que no es tan necesario. Son cantidades que impresionan y que muestran que el negocio de la venta de mascotas  así como de productos para su mantenimiento como alimentación y accesorios es un negocio rentable. En el año 2014 supuso un beneficio de más de dos mil millones de euros en España.   En el mismo informe se señala que los perros que entran en un hogar lo hacen, en primer lugar, a través de regalo (más del 53%), en segundo lugar, mediante compra directa en tiendas o criadores (31%) y en tercer lugar, por adopción (13%). Con los gatos, también gana el regalo como forma de llegar a un hogar (43%), pero le sigue en segundo lugar, la adopción (36%), seguido en tercer lugar, por la compra directa en tiendas o criadores. Para aquellos que compran una mascota la preferencia va dirigida más a las tiendas que a los  criadores. 

 

Lo que subyace detrás de estas cifras es la concepción de la mascota como un objeto de mercancía, un objeto utilitario, dejando a un lado para muchos de los que se lucran con este negocio que están tratando con seres vivos, que se alimenta, juegan, sienten, padecen… ¿Quién no se ha sentido impactado emocionalmente ante un escaparate en el que se encuentra encerrado dentro de una jaula o pecera de cristal pequeña y asfixiante un precioso cachorro de perro o gato que te mira y parece estar diciéndote que te lo lleves con él? Los comercios se valen de esta estratagema para atraer a compradores que, de forma impulsiva y sin pensárselo demasiado, empujados por sus hijos, en muchos casos, deciden llevar a casa ese cachorro, sin haber meditado bien antes lo que implica esa decisión. Porque esa preciosidad en los siguientes días y semanas revoluciona el hogar donde ha entrado y no siempre para contento de todos los integrantes de la familia. El cachorro de perro muerde las patas de los muebles, zapatillas, calcetines, hace sus necesidades en cualquier sitio, llora por las noches o si se queda solo, conlleva gastos en veterinarios, hay que tener paciencia en educarlos, y luego están las vacaciones…. El pequeño felino trepa por las cortinas del salón o se afila las uñas en la tapicería del sofá, no se halla dispuesto siempre a dejarse acariciar por el hijo pequeño de la familia y le bufa… Una vez pasado el impacto emocional del primer momento llega la realidad y las responsabilidades y no todos están dispuestos a asumirlas. La consecuencia terrible de esta falta de responsabilidad es el abandono: en el año 2015 se han contabilizado en España más de 137.000 perros y gatos abandonados  (104.501 perros y 33.03 gatos).

 

Esta compra impulsiva tiende a aumentar por las modas en determinadas razas de animales, causadas por el cine, la TV o los famosos… lo que lleva a encapricharse  por la adquisición de un cachorro de una de estas razas. La demanda masiva hace que se disparen la cría y venta ilegal de cachorros en España procedentes de la Europa del Este. Según la Fundación para el Asesoramiento Acción en Defensa de los Animales (FAADA), “desde hace aproximadamente dos décadas y aprovechándose de una demanda cada vez mayor, se recurre a la compra de cachorros de perro en países de Europa del Este, como Eslovaquia o Hungría, donde se encuentran las llamadas 'fábricas de perros'. Se trata de lugares en los que las condiciones de vida de los cachorros, que son separados de sus madres apenas recién nacidos, son paupérrimas. Tras una breve estancia en minúsculos compartimentos sin higiene, son trasladados a países como España en travesías kilométricas y hacinados, casi siempre sin haber cumplido la edad mínima (tres meses) que la legislación europea establece para su transacción. Es en ellos donde la "gran mayoría de estas tiendas", pagan por los animales en función de su peso para revenderlos a precios mucho mayores y haciéndolos pasar por perros con pedigrí, cuando realmente son mezclas”. 

 

 

El comprador suele desconocer esta circunstancia, pero la Administración no. Y sin embargo, el Gobierno en el año 2015 echó para atrás una ley que pretendía regular el sector y acabar con la cría ilegal . El Gobierno no se atrevió a poner ningún obstáculo  al multimillonario negocio de la compraventa de cachorros de perros en España. Pasó de proponer una ley que prohibía la exhibición pública y comercialización de animales en tiendas a la redacción de guías voluntarias de buenas prácticas. El objetivo era ambicioso: frenar la demanda masiva e irreflexiva de cachorros de raza que se traduce en una producción descontrolada para satisfacer el negocio: criadores ilegales, condiciones de vida terribles para los animales (a las hembras las hacen parir una y otra vez, sin descanso, malas condiciones higiénicas, deficiente atención veterinaria…) y economía sumergida;  impedir que los animales estuvieran expuestos en escaparates y que las tiendas de mascotas tuvieran perros o gatos en venta en sus instalaciones; y  una regulación a la hora de criar estos ejemplares: condiciones obligatorias para el bienestar de los animales o un registro oficial de criadores. 

 

 

La Asociación del Sector del Animal de Compañía (ASAC) entendía que el proyecto de ley "iba a multiplicar la venta ilegal de ejemplares", y denunciaba al comercio entre particulares como origen del problema. Pero esto no responde a la realidad. Muchos de estos cachorros procedentes de criaderos ilegales se venden en las propias tiendas. Si hay reclamaciones y devuelven al animal por enfermar nada más llevarlo a casa, se lo cambian por otro. Aunque en muchas ocasiones, el comprador se ha encariñado con el animal y no se decide a devolverlo con el consiguiente gasto en clínicas veterinarias que no siempre lleva a un final feliz. 

 

No se trata de criminalizar la compra de animales en tiendas o en criadores. Es una opción voluntaria, pero el comprador tiene derecho a que no haya establecimientos comerciales y/o criadores que se aprovechen de su buena fe y de su desconocimiento de las redes oscuras del tráfico y cría ilegal de cachorros. Se hace necesaria una ley que impida  que se exhiban a perros y gatos en las tiendas, y que la venta se haga a través de catálogos, permaneciendo los animales en el centro de cría. Esto evitaría la compra compulsiva, ligada a una imagen. El llevar una mascota a casa debe ser fruto de una decisión meditada y responsable, consensuada por todos los miembros de la familia. Que se regule de forma estricta la cría de animales de compañía. Que se establezca una inspección periódica de estos centros de cría y de los establecimientos comerciales. Que se obligue a entregar al comprador junto con la factura, un certificado que acredite que el cachorro procede de un centro debidamente registrado y que ha pasado por las inspecciones que se establezcan en la norma. Pero es  que ya no se trata sólo de regular  la cría ilegal de cachorros, sino de la propia venta ilegal de mascotas. El gobierno no puede eludir durante más tiempo que tiene una responsabilidad en este negocio ilegal que en algunas comunidades autónomas ya llega incluso al 80% de las ventas. Hay que tener en cuenta que la venta ilegal resulta más atrayente a muchos compradores ya que pueden adquirir un animal por un precio tres veces inferior a comprarlo en una tienda o a un criador legales. Urgen medidas que persigan la venta entre particulares y la venta por Internet. Que las sanciones sean lo suficientemente altas para que actúen como mecanismos disuasorios para estas empresas.  Pero ya sabemos que en el rango de prioridades de los gobiernos, tanto nacionales como autonómicos, los animales siempre están al final, primando siempre el interés económico de los grupos de presión sobre el bienestar y respeto de los animales.  

 

Mientras llega esta tan ansiada normativa legal, al menos,  las administraciones públicas deberían hacer campañas institucionales que apoyen y favorezcan la adopción sobre la compra, informando que la compra favorece la expansión de la venta ilegal y de los centros de cría ilegales y sobre las condiciones en que se encuentran estos animales. Noticias sobre la clausura de estos centros –auténticos centros de tortura-  por la Guardia Civil con difusión de videos y fotos en los grandes medios de comunicación,  ayudarían a disuadir a posibles compradores de buen corazón y amante de los animales y a derivarlos hacía los refugios donde tantos animales abandonados  esperan a que alguien los rescate.

  

 

Ante la opción de comprar, las asociaciones animalistas defendemos la adopción. Es terrible pensar que se sigan comprando masivamente mascotas cuando existen miles de animales abandonados en refugios esperando que alguien se acuerde ellos. Con el agravante de que los animales acogidos en los refugios municipales van a ser sacrificados si no son adoptados, salvo en las comunidades autónomas de Madrid y Barcelona que han establecido el sacrificio cero. Ante el capricho del “cachorro” está la opción de llevarse a casa una mascota ya adulta, a la que darle un  hogar y mucho cariño. Los perros rescatados  de un refugio son muy agradecidos y leales, son amigables con otros perros, ya que están acostumbrados a su compañía, ya están educados. Los animales ya mayores –perros o gatos- son animales muy tranquilos que no requieren tanto esfuerzo y atención. Pero muchas personas que se acercan a un refugio a adoptar se sorprenden, sin embargo, de que “les cobren por ello”. Deben entender que estos refugios están llevados por asociaciones sin ánimo de lucro que dedican sus objetivos y sus recursos a los animales en situación de desamparo. Estos recursos son muy limitados, por tanto, el adoptante tiene que cubrir los gastos que genera el animal, estos gastos son mínimos y más baratos que si fuera a una clínica veterinaria normal, ya que las protectoras cuentan con veterinarios que debido a la labor animalista de estas asociaciones y al gran número de perros y gatos que atienden, cobran el mínimo. Estos gastos son las vacunas, desparasitaciones y el microchip, que no supera los 60 euros. Si el animal es adulto, deberá pagar los gastos de esterilización que en las hembras es algo más caro que en los machos. El precio final no suele superar los 160 euros. La motivación de adoptar un animal en lugar de comprar no debe ser el ahorrar dinero. Cualquier perro o gato, además de los gastos propios y no demasiado elevados de su mantenimiento, puede enfermar o tener un accidente y necesitar un tratamiento o una operación costosa. Y hay que estar dispuesto a pagarlo. Si no se cuentan con recursos para ello, es mejor no dar el paso de la adopción. Adoptar a una mascota supone para el adoptante, además, darse la oportunidad de sentirse bien por darle una nueva vida en familia y hacerle sentir que forma parte de ella.

 

 

Las imágenes son de operaciones de las fuerzas de seguridad del estado en distintos operativos contra criaderos ilegales.

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Comentarios: 2
  • #1

    Brislla (lunes, 15 mayo 2017 16:59)

    Bravísimo

  • #2

    Javier blanco (lunes, 25 enero 2021 17:42)

    Estoy interesado en un perrito pequeño x favor que tengo que hacer